martes, 26 de marzo de 2013

EL DECLIVE DE LA PERDIZ ROJA (III)


El declive de la perdiz roja (II)Intento con este trabajo de tres artículos dar una visión superficial a los cazadores de lo que ha pasado a la perdiz roja en estos años, haciendo referencia a estudios y a datos manejados, sencillamente expuestos por un cazador para cazadores.


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Llevo muchos años interesado por la perdiz y quiero transmitir lo que he aprendido. Los datos que doy sirven de base también, a quienes tengan otros horizontes y deseen conocer más a fondo estas cuestiones, para poder profundizar en los estudios a los que hago referencia y vienen citados en la bibliografía; la mayoría son trabajos de FEDENCA que están desarrollados en la bibliografía de especies que pueden analizarse, incluso manejar en la página Web WWW.FECAZA.COM en la pestaña de FEDENCA, especies, perdiz roja y también en otras Web de las Federaciones Autonómicas.
3.-REPOBLACIONES INCONTROLADAS CON PERDICES DE GRANJA
4.-ESCASA RENTABILIDAD ECONÓMICA DE LA GESTIÓN
La enorme demanda de perdices por los cazadores propició la “perdiz de granja”, que fue uno de los peores episodios de la historia de la perdiz roja en España por el mal producto que han vendido algunas y hemos comprado los cazadores. No todas son igual. El manejo de esos recursos hizo que el negocio perdicero fuera uno de los más rentables del país. Es lo que se llama una granjería. Es menos rentable gestionar perdices silvestres que manejar las de granja. La falta de pureza ha venido como consecuencia de las repoblaciones con perdices híbridas.
¿Por qué las granjas han buscado híbridos roja x Chukar (anteriormente con griega) en vez de criar puras Alectoris rufa? Pues por un asunto económico y de rendimiento industrial. Las hembras de Alectoris rufa no aceptan convivir con competencia y se disputan un macho para cada una de ellas. Las Chukar son más mansas y domesticables, aceptan un macho para 4 a 6 de ellas, con lo cual, en lugar de tener que alimentar al 50 % de los progenitores de una granja, que serían los  machos, sólo hay que alimentar al 20% de ellos. Además, la puesta de las Chukar en granja (en campo no) es casi el doble que la de las rojas (unos 40 huevos/año) y el peso es superior en unos 150 gramos en las Chukar, por lo cual, la producción de perdices de granja y el peso de la carne será muy superior y el negocio mucho más rentable.
El asunto no es baladí. En España se capturan ahora dos millones de perdices silvestres, que sigue dando el campo en un año digno y tres y medio de perdices de granja (el 60 % de las supervivientes) de seis millones que estimamos se vierten en España, aportadas entre las granjas nacionales y la extranjeras. Esos seis millones de perdices de granja representan unos ingresos de unos 40 a 50 millones de euros para esos núcleos zoológicos de cría de aves de corral.
La caza de los tres millones y medio de perdices de granja ─que son las que sobreviven (60%) de los seis millones de granja que estimamos se vierten en España─, suponen unos 100 millones de euros para los gestores de cotos. Una perdiz de granja cuesta cazarla en coto una media de 30 euros y cazar una perdiz silvestre en los cotos donde no se refuerza ni se repuebla, nos cuesta a los socios alrededor de 200 euros. En dinero no hay competencia entre lo que vale cazar una perdiz silvestre que cría el camp, con el coste de una de granja.
La contaminación genética del campo.- El estudio “Mapa de pureza genética y sanitaria de la perdiz roja en España” realizado por la RFEC- FEDENCA en la temporada anterior completó cinco provincias que dieron los siguientes Índices de Hibridación: 0,92% en Álava; 0,83% en Burgos; 1,19% en León; 1,18% en Murcia y 0,19% en Valladolid. Esta hibridación está considerada por los expertos del Consorcio entre muy baja y baja para las cinco provincias.
Se están analizando estos días las muestras genéticas que corresponden a las 6 provincias también finalizadas de Cádiz, Huelva, Zamora, Albacete, Toledo y Madrid. Quedan pendientes Alicante, Lérida y Lugo. Total 14 provincias. De  estas catorce provincias han finalizado once una vez hemos analizado ciento cincuenta muestras genéticas y unas cincuenta sanitarias.
Las perdices de granja se mueren en el campo y apenas se cruzan algunas con las silvestres. Gracias a esto, las perdices silvestres tienen bastante menos hibridación con Chukar que las de algunas granjas. No obstante, en los cotos limítrofes con los intensivos la contaminación genética es mucho más grande, pues se cazan perdices silvestres envueltas con las granjeras que se hayan salido de los intensivos. Los culpables en el origen hemos sido los cazadores, que no hemos pedido nunca certificaciones de calidad genética y sanitaria de las perdices que pagábamos.
En este sentido quiero manifestar que por diferencias genéticas no se mueren las perdices, pero sí que sabéis que las perdices de granja resisten peor la sequía porque tienen el intestino más corto y, además, tienen el corazón y páncreas más pequeño por lo cual las resulta muy costoso dar el tercer vuelo impetuoso de las silvestres. Están medicadas y sanitariamente protegidas, pero portan parásitos y virus que trasmiten a las silvestres, que no están blindadas para esos agentes patógenos con los que nunca han tenido contacto. Parasitosis de grupo lo denominan los expertos.
Hay seis comunidades con perdices, en algún caso de las más productivas  de España en manejo y número de capturas, con granjas que distribuyen cientos de miles de perdices y que ni cumplen la Ley, ni parece que les importe la genética, la sanidad, ni lo que pase a “la reina de la caza menor”. Me refiero a Extremadura, Aragón, La Rioja, Navarra y Baleares, que no han participado en los estudios de genética de FEDENCA como las otras diez comunidades que lo han hecho. Valencia tampoco, pues el estudio del Mapa genético-sanitario de la provincia de Alicante se ha realizado por impulso del Ayuntamiento de Pilar de la Horadada, no por iniciativa de la consejería valenciana.
La Orden del 15 de julio de 1975 (ICONA) prohibiendo la suelta y repoblación con griega y Chukar, o sus híbridos con perdiz roja fue incumplida por Comunidades Autónomas. Lo mismo ocurrió con la Ley 4/89 de la Flora y Fauna Silvestre y ahora también ocurre con la Ley en vigor 42/2007 de 13 de diciembre, de P.N. y Biodiversidad (Art. 52) que ordena lo mismo y es ignorada sistemáticamente. Lo mismo podemos decir sobre el RD 1628/2011de especies exóticas invasoras.
El MAGRAMA desarrolló en octubre 2011 una normativa, tras la reunión del Comité Técnico de Caza y Pesca al que asistió el Consorcio Perdiz Roja FEDENCA- Laboratorios de Genética ®”, y allí explicamos el proyecto y su forma aséptica y minuciosa de control de la genética que se resuelve a través de unos protocolos escritos que se controlan desde FEDENCA y han sido aceptados por todos los laboratorios (cinco españoles y uno francés) ante un notario de Coslada (Madrid).
El método de control genético de este consorcio es el exigido por Decreto Foral para el control de las perdices que se manejan en Álava. En los borradores del decreto para control de genética y manejo de perdices de varias comunidades (Andalucía, Murcia y otras) se contempla controlar la contaminación genética en granjas y en campo, también a través del método del consorcio de FEDENCA antes citado.
5.-EXCESO DE PRESIÓN CINEGÉTICA
La caza es la principal causa de mortalidad de las perdices. Según seguimientos concretos en varios cotos, que cita Antonio J. Lucio (1998) en La perdiz Roja, FEDENCA/GRUPO EDITORIAL V, la caza es causa de la baja de hasta un 70 % de la población de perdices precaza u otoñal. Esto es un hecho irrefutable, pero no es menos cierto que alguien me puede decir esto: “en mi coto no hemos tocado las perdices en x años y cada vez hay menos, o no aumentan”. Esto último es así porque la población de partida (población otoñal) es tan exigua que cualquier extracción por predación, ─que veremos en la siguiente causa de declive─ o las muertes por otras causas: semillas, enfermedades, muerte natural, etc. es superior o igual cada año a la producción de perdices nacidas de ese coto. Se consume más de lo que se produce.
El número de licencias de caza expedidas en los últimos sesenta años es el que se cita. La evolución indica que el porcentaje de cazadores que se dan de baja cada año se acerca al cinco por ciento y los jóvenes que se incorporan lo hacen en un porcentaje que anda alrededor del uno y medio por ciento. En los últimos 20 años han perdido la actividad cinegética 548.854 cazadores. Tenemos ahora en 2013 los mismos cazadores que había en 1975.
AÑO 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010
Nº DE LICENCIAS 195.000 298.000 662.500 1.152.700 1.443.514 1.183.071 894.660

En 1970 ya éramos más de seiscientos sesenta mil cazadores. En aquellos años los aprovechamientos estaban en más de 4.000.000 de perdices cazadas; casi todas silvestres, pues las granjas sólo producían unas doscientas mil. La perdiz roja de campo fue rematada en esa década con la llegada de la agricultura intensiva, con la mecanización de alta tecnología en el campo, con las concentraciones parcelarias, con el cereal de ciclo corto y sobre todo, con la cultura de los fitosanitarios. Ni la sociedad en general, ni los cazadores teníamos conciencia conservacionista. Las perdices empezaron a caer en picado y a desaparecer de algunos pagos. La perdiz brava, nuestra genuina patirroja, empezó a extinguirse en algunos territorios españoles: Cantabria, luego Asturias y el País Vasco, más tarde Galicia y ahora Castilla y León, Aragón y Cataluña  y el resto de los territorios de Madrid hacia el norte.
En la década de 1970 la caza comenzó a ser un bien escaso y la demanda de cotos por los cazadores foráneos hizo que subieran exponencialmente los precios de las participaciones en todos los pueblos y eso hizo que naciera una incipiente afición por cazar en personas sin antecedentes cinegéticos, pero que se compraron escopeta para así poder materializar un privilegio: cazar gratuitamente en su pueblo.
En 1980 más de un millón ciento cincuenta mil cazadores habían acotado treinta millones de hectáreas, que han llegado a los treinta y tres millones actuales configurados en treinta y tres mil cotos de caza. En esos años la caza menor animaba a meterse a cazador porque el conejo no conoció la NHV hasta 1989;  y la perdiz no daba muchos síntomas de resentimiento porque las granjas habían empezado a actuar y la oferta de unos cuatro millones de perdices, entre granjas nacionales y foráneas, estaba asegurada.
En 1990 estuvo el cénit del número de cazadores, casi millón y medio,  y a la vez empezó el declive acusado de la caza menor, que era en la que más del ochenta por ciento de los cazadores estaba enrolado. Llegó el virus hemorrágico (NHV) que hundió al conejo y la perdiz silvestre, debilitada por la agricultura intensiva, predación, repoblaciones indecentes,  y excesiva presión cinegética le siguió los pasos. Tres años de fuertes sequías que en 1992 llegaron a su peor momento y en muchas CCAA tuvimos que finalizar el periodo hábil para la perdiz en diciembre.

A partir de esos años y aunque cada vez con menos nómina de cazadores, la perdiz roja cayó en picado. La situación ha llegado este año a ser singularmente patética.  No tengo ningún dato nacional de capturas de esta temporada 2012-2013 y tampoco completos los de la anterior, pero sí las capturas declaradas de las once temporadas anteriores. Veréis que independientemente de los años, las capturas se mantienen. La crisis no se manifiesta en ese dato. El campo produce cada vez menos pero las granjas suministran las que sean necesarias.
Decía en el inicio de este trabajo en el artículo anterior, que la perdiz estaba en estado de conservación definido como DD (Datos Insuficientes). Es la única especie de caza menor cuyos datos estadísticos están en entredicho. En las publicaciones sobre Nº capturas/año de perdiz siempre comento: “Las capturas de la perdiz roja no se reflejan fielmente en las estadísticas de capturas. Ello es así porque la oferta comercial de perdices silvestres no permite informar, desde las organizadoras de cacerías y ojeos, que en ese coto las capturas reales han sido de hasta 15 perdices por Ha (sólo posible por aportación de remesas continuas de perdices de granja), ya que ese aprovechamiento es diez veces superior al natural de las mejores fincas de perdices silvestres de España. Si el titular-gestor diera a conocer esas capturas reales, el dato confrontaría con el mensaje que él oferta en los medios de comunicación donde siempre ofrece “perdices silvestres de total calidad genética”. Por este motivo no se declaran las capturas de unos dos millones de perdices de granja de los tres y medio que estimo se cazan. Conociendo más o menos la producción de las granjas españolas y la introducción de pollos de un día desde otros países, las estimaciones que hacemos de capturas están bastante adecuadas”. Los datos de captura de perdices están camuflados en los cotos intensivos y son menores de los reales.

CAPTURAS DE PERDICES EN ESPAÑA, DECLARADAS EN LAS ÚLTIMAS ONCE TEMPORADAS
Temporada 2000-01 2001-02 2002-03 2003-04 2004-05 2005-06
Capturas 3.411.581 3.416.221 3.382.297 3.695.196 3.771.796 3.502.212
Temporada 2006- 07 2007- 08 2008- 09 2009- 10 2010- 11 1980-81 (*)
Capturas 4.291.744 4.106.117 3.734.285 3.382.941 3.214.189 3.547.186
(*) Datos capturas 1980: Anuario de Estadísticas Agrarias

CUPO DE PERDICES A CAZAR CADA TEMPORADA
Como cazadores debemos mostrar nuestras virtudes y actuar con arreglo a las directrices de la Estrategia Mundial de la Conservación de la Naturaleza: La caza debe realizarse de forma que, no reduzca las posibilidades futuras de la especie que se maneja; no amenace la viabilidad y desarrollo de otras especies dependientes o relacionadas con la cazada; no ponga en peligro la estabilidad del ecosistema en el que se desenvuelve la especie cazada.
Se puede calcular el cupo anual de caza de perdices en un coto. El cupo para una comarca o coto debe responder cada año a las fórmulas habituales, alguna muy famosa como la de la ONCFS (Birkan 1977) para calcular el cupo de perdices para una caza sostenible.
CUPO DE CAPTURAS = (S x E2 – K x E1) / ((1 + U) x S)
(E1 = Nº de perdices en primavera. E2 = Nº de perdices precaza (Octubre)
K = Constante objetiva de incremento (> 1 hasta 1’5),  U = Tasa por pérdidas durante la caza = 15 % de heridas y muertas no cobradas (Media entre 3 y 27 %), S = Supervivencia invernal (80%))
Una fórmula sencilla  de calcular hasta cuándo se pueden cazar perdices en un coto,  es conocer la relación jóvenes / adultos analizando las perdices cazadas.

RELACIÓN J /A
= 3 → CAZAR HASTA EL 40% EXISTENCIAS
= 2 → CAZAR DEL 20 AL 35 % EXISTENCIAS
= 1’5 → CAZAR HASTA 20 % - Por debajo de 1’5 no cazar.
(Antonio J. Lucio (1998) La perdiz Roja, FEDENCA/GRUPO EDITORIAL V)
Hay fórmulas similares a la de Birkan que se pueden utilizar no sólo para perdiz sino para cualquier otra especie. Por ejemplo la propuesta en el texto de Ordenación Cinegética, (Covisa, J 1998), permite  conocer la tasa de aprovechamiento en proporción a la población precaza, que es la que tenemos en otoño al inicio del periodo hábil. Para ello divide el incremento real de la población (nacidos – muertos ajenos a la caza) entre el tamaño máximo que adquiere la población a cazar (supervivientes reproductores + nacidos esa temporada)

TASA DE APROVECHAMIENTO (%) = (R - M) / ((Pi – M) + R)
(R= Reclutamiento o natalidad efectiva, M= Mortalidad no cinegética, Pi = Población postcaza, reproductora, de primavera o madre).
Cupo individual.- Conocida la extracción a realizar en el coto hay dos fórmulas para controlar el cupo aprovechable de caza con cierta precisión. Una, anotando lo que se va cazando cada jornada y cuando se llegue a la extracción prevista suspender la caza. Otra, la más generalizada consiste en dividir la extracción posible entre el producto del número de cazadores por el de jornadas posibles. Este cociente marcaría el cupo individual o percha del cazador por jornada. Esta medida es la más conservadora y recomendable de las dos.
Cada temporada los cazadores responsables adaptan la caza de la perdiz y las capturas a las características de la temporada, ajustando el cupo a las condiciones de crianza con la intención de mantener la población de perdiz roja. Realizada una caza responsable podemos exigir a nuestras administraciones la toma de medidas que hemos ido apuntando en su defensa y que algunas comunidades no cumplen.

Notas: En la entrega anterior, EL DECLIVE DE LA PERDIZ ROJA (I), enumeramos las diez causas que producían el declive de la perdiz roja y las diez medidas que pueden contrarrestar los efectos negativos apuntados. En ese artículo (I) también hemos analizado las dos primeras causas 1.- PÉRDIDA DE CALIDAD DE SUS PRINCIPALES HÁBITAT y 2.-PRÁCTICAS AGRÍCOLAS ANTIFAUNA. En este segundo EL DECLIVE DE LA PERDIZ ROJA (II) hemos analizado tres causas. 3.-REPOBLACIONES INCONTROLADAS CON PERDICES DE GRANJA. 4.-ESCASA RENTABILIDAD ECONÓMICA DE LA GESTIÓN CON PERDICES SILVESTRES. y 5.-EXCESO DE PRESIÓN CINEGÉTICA. Dada la amplitud de este trabajo y la necesidad de analizar 6.-EXCESIVA PRESIÓN PREDADORA y 10.-CONDICIONES METEOROLÓGICAS ADVERSAS Y CAMBIO CLIMÁTICO; en el tercer informe analizaremos estas dos causas pendientes, tan importantes para la perdiz roja, que nos pondrán en la pista de lo que ha ocurrido esta temporada tan nefasta 2012-2013. En esta última entrega haremos referencia a las fechas de natalidad de las perdices en España, que se están analizando con el proyecto Mapa fenológico.- Cronograma de natalidad de la perdiz roja en  España. Esas fechas son las más sensibles para la producción de perdices en una temporada. La meteorología asociada a estos periodos sensibles es la clave del éxito o fracaso de cada temporada.

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