viernes, 29 de agosto de 2014

Museo del reclamo

Los amantes de la perdiz con reclamo se quedarían entusiasmados con los objetos que ha logrado reunir Francisco Jiménez y que pueden verse en las instalaciones de Percofán, en Archidona (Málaga).

Nadie se puede imaginar que en las instalaciones de Percofán en Archidona (Málaga), una potente empresa cinegética que ofrece al cazador todo tipo de servicios y productos, pueda encontrarse una de las mejores armerías de Andalucía, pero mucho menos que en la segunda planta de dicha armería, en un rinconcito nada desdeñable, exista un museo dedicado a la caza de la perdiz con reclamo.

En una estantería llena de historia y tradición podemos encontrar todo tipo de jaulas fabricadas con los materiales más diversos, casilleros, sayuelas, terreros, pulpitillos portátiles... Y en un mueblecito aledaño, toda la bibliografía que se ha editado sobre esta modalidad.

Esta curiosa recopilación sólo puede ser obra de un fanático perdigonero que además debe mandar lo suyo en la empresa porque el capricho ocupa algunos metros cuadrados y ya sabemos lo que valen los locales comerciales.

El fanático perdigonero no es otro que Francisco Jiménez Aguilera, administrador de Percofán. Inició esta colección hace siete u ocho años, un mueso que crece día a día con nuevos elementos, principalmente donados por amigos y clientes de Paco o canjeados por artículos –principalmente aguardos portátiles y jaulas– que fabrica Percofán. “A veces hay gente que viene a por un reclamo con jaulas antiguas, generalmente ya deterioradas, que si quieren se las cambio por una nueva de las que fabricamos aquí”.

Francisco Jiménez es aficionado al reclamo desde hace unos veinte años, aprendiendo el oficio de la mano de su tío Lino Aguilera y más tarde con José Perdiguero. Actualmente es delegado de la perdiz con reclamo en la Federación Española de Caza.

El museo atesora jaulas fabricadas con todo tipo de materiales: alambre, alambre y madera, alambre y cáñamo, sólo de esparto, de varetas de olivo y/o mimbre. Destaca también una curiosa jaula plegable utilizada en la época de la prohibición o por por algún furtivo, y llama la atención un par de las jaulas de varetas que se parecen a esas que han aparecido en mosaicos romanos.

También hay antiguos terreros con algunos años, comederos tallados en piedra, casilleros plegables, modernos comederos protegidos frente a la voracidad de los gorriones, sayuelas de esparto, cuero y tela o pulpitillos metálicos o plegables de madera de finales del XIX.


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