martes, 29 de enero de 2013

ALECTORIS RUFA, LA VIDA DE NUESTRA PATIRROJA , CARACTERISTICAS I NECESIDADES.

La perdiz roja, nuestra compañera de la familia de las gallináceas, es fácilmente reconocible por su coloración. Sus dimensiones suelen oscilar alrededor de los 37-38 cm de longitud. Poseen un pico corto y resistente, de un color rojo intenso. El pecho y la parte superior del vientre son gris ceniza con tonalidad parda. La zona de los flancos, gris clara, esta interrumpida por una serie de franjas transversales donde se alternan colores blanco, rojo y castaño ribeteados todos con una sutil línea negra. Los machos poseen un espolón  en la parte posterior de los tarsos es decir, justo arriba de los dedos de las patas por la parte trasera, las hembras sin embargo, no los poseen.
HÁBITAT, COSTUMBRES Y ALIMENTACIÓN
Nuestra compañera, se la puede ver tanto en montaña como en bosques de coníferas, bosques de hojas caducas y en general bosques mediterráneos aunque donde más usualmente habitan es en estepas, en la base de los montes, los campos de secano, los campos de cultivo de cereales y los grandes viñedos. Generalmente suele estar oculta entre vegetación herbácea, bajo los árboles u ocultas en matorrales, siendo raro encontrarlas sin protección o cobijada entre piedras. Sus hábitos sedentarios motivan que individuos de bastante edad no hayan salido nunca de la comarca que los vio nacer. Las perdices rojas suelen vivir en bandadas que oscilan entre los 8 a 14 ejemplares. Prefiere andar a volar y acostumbra a escarbar con la intención de darse soberanos baños de tierra para cuidar su higiene y de esta manera, con la tierra y el polvo revuelta entre sus plumas, contribuir a un mimetismo que sin duda la ayudará a subsistir.
La alimentación de la perdiz roja, se basa en aproximadamente 70gr de alimento al día debiendo componerse este de al menos un 50% de granos de cereal. El agua necesaria para su metabolismo, o bien la consumen directamente de una fuente de agua, o la obtienen de los alimentos sólidos jugosos que también consumen en menos medida ( frutos y hierbas).
REPRODUCCIÓN:
Las perdices empiezan a aparearse a últimos de enero, de allí el proverbio “ Por San Antón, cada perdiz con su perdigón”.  La época de celo se sitúa entre los meses de Febrero y Marzo. Después comienza la incubación de los huevos que se efectuará en un nido que previamente han construido aprovechando ligeras depresiones del terreno o bien en el resguardo de pequeños matorrales. Estos nidos son construidos con hierbas secas que moldean con sus cuerpos entre las cuales se quedan plumas que forran el nido y colaboran con el abrigo del mismo. Los huevos los suelen poner en numero cercano entre 10 y 18 y después de 25 días aproximadamente concluirá la incubación con el nacimiento de los polluelos. Nada más nacer los pollitos, debido a que son nidífugos abandonarán el nido a las pocas horas y como les empiezan muy pronto a salir las plumas en las alas, empezarán a volar en pocos días pero dependerán de la protección y supervisión de sus padres hasta que cercana la nueva época de cría, definitivamente abandonen a sus padres para integrarse por su propia cuenta a la labor de reproducción de esta especie, llegando a formar su propio bando. Algunas veces se produce una segunda puesta que en caso de producirse sería el macho quien la incubase.

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