lunes, 28 de enero de 2013

LA HISTORIA DE LA CAZA DE LA PERDIZ CON RECLAMO.

HISTORIA:

Un apasionado viaje por la historia de la caza de la perdiz con reclamo reflejada en los libros de todos los tiempos y culturas.
Los orígenes de la caza de la perdiz con reclamo se remontan a los tiempos prehistóricos. La etnoarqueología nos descubre la utilización de diferentes técnicas y útiles de caza que se empleaban en el periodo Magdaleninese, cuyo objetivo cinegético se centraba en la perdiz. (Vázquez Varela, J. M.: Etnoarqueología: conocer el pasado por medio del presente, Pontevedra, 2.000). El hombre del paleolítico tenía un buen conocimiento de la vida y costumbres de las aves. Desarrolló nuevas técnicas de caza confeccionando útiles como redes y lazos de fibras vegetales y de animales. También diferentes tipos de trampas para capturar especies de caza menor, así como puntas de flechas, arcos, dardos de precisión y silbatos de hueso para imitar sonidos que atrajesen a los animales, (Gómez-Tabanera, J. M.: La caza en la Prehistoria, Gijón, 1980). En diferentes yacimientos del paleolítico medio y superior se han encontrado restos de huesos fósiles de perdiz. Destacan los de las cuevas de la Carihuela y las Ventanas, en la provincia de la Granada. En Alicante, en el yacimiento de Tossal de la Roca, se han encontrado restos de perdiz roja de unos 13.000 años de antigüedad (Sánchez Marco, A.: Quercus, Cuaderno 191/Enero 2002) y en la Cova dels Blaus, en Castellón, observamos una clara especialización en la caza de especies de espacios abiertos como perdices, (Martínez Valle, R.: De neandertales a cromañones.“Cazadores de pequeñas presas”, Valencia, 2.001, pp. 129-130). Estos hallazgos nos dan pruebas de la existencia de una relación entre el hombre y las perdices. Su consumo es el fruto de su caza, por lo tanto, se puede afirmar que uno de los métodos de captura utilizados podía ser el de la perdiz con reclamo, donde la perdiz enjaulada tenía dos funciones bien diferenciadas: la propia de reclamo y la de servir como alimento cuando ya no era útil para atraer a las perdices salvajes (García García, C. J.: Actividades cinegéticas, conservación del hábitat e influencia en la actividad físo-deportiva.“Los animales aliados del hombre en la caza”, Granada, 2001, pp. 181-197). Los íberos cazaban las perdices con los reclamos, utilizando para ello un tipo de lazo denominado “la zalagarda”. Su técnica consistía en atraer a las perdices al lugar donde se instalaban los lazos con un reclamo amarrado a una estaca. (D. Boza, M.: El trampeo y demás artes de caza tradicionales en la Península Ibérica, Barcelona 2002, p.229). Este procedimiento del reclamo atado, con el sistema de embrague, continúa practicándose en la actualidad en algunas zonas de Andalucía. (Rodríguez Sánchez, J. Jiménez Aguilera, F.: Manual actual de la caza de perdiz con reclamo, Archidona, 2000. p.105). Los pueblos que colonizaron Iberia, fenicios, cartagineses, griegos y romanos, también eran aficionados a la caza de perdiz con reclamo, (Blázquez, J. M.: Los Pueblos de España y el Mediterráneo en la Antigüedad, Madrid, 2000). Existen numerosos mosaicos romanos y bizantinos decorados con escenas de caza de perdiz con reclamo (Piccirillo, M.: The Mosaics of Jordan, Amman, Jordan, 1977, pp. 114-118, 248-250 y 280), estas representaciones confirman y dan testimonio, sin lugar a dudas, de la antigüedad de esta modalidad. La caza de la perdiz con reclamo y sus útiles no han variado nada en milenios (Balty, J.: Mosaïques Antiques de Syrie, Buxelles, 1977, p. 151), sólo se ha modificado la forma de coger o capturar a la perdiz campesina, cambiando la red y los lazos por la escopeta, aunque en Mallorca está autorizado y regulado un tipo de lazo para capturarla viva.

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