jueves, 21 de febrero de 2013

Desde la realidad del campo


Como todos los años, llevo soñando como un niño desde hace meses con que llegue el primer día de la caza con reclamo. Por fín ese momento se acerca, y por eso, aparte de por otras muchas cosas, decidí que mi arranque en este blog fuera justo en ésta época, más que nada para agradecer a muchas personas su trabajo porque las fechas de nuestra caza con reclamo estuvieran al unísono con lo que acontece en el territorio de caza, en suma, con la temperatura, que al final es la que manda en cultivos y en todo ser vivo que habita allí. Al respecto podría citar un ejemplo: en Castilla La Mancha se ha permitido arribar al 14 de marzo en parajes que están por encima de los 600 metros, un importante avance sin duda.
Mucha horas al teléfono, visitas a unos y otros, demasiadas charlas con quejas de los cazadores por las fechas del período de caza anterior en el desesperante y seco celo del 2012,  que he sufrido en mis fincas de gestión para el reclamo, fincas emblemáticas para la perdiz y  referentes para nuestra amada patirroja.

20130115-macho-perdizAgradecer al Jefe de Servicio de la Junta de Castilla-La Mancha por su entender, a todas las Asociaciones vinculadas con la caza, Aprocas, Asajas, Aticas, y no me podía olvidar a las distintas Federaciones de Caza, que sé que han defendido nuestra afición como una piña; a ver si empezamos todos a entender que “el verdadero avance de la vida casi siempre se hace en grupo”.

No me ha importado ser reiterativo en mi “agradecimiento,” porque así lo exige la circunstancia y porque por  desgracia aquí en España, ésta palabra se utiliza poco y se tiende más a “dar cera”, muchas veces sin conocimiento de causa.

Pero sigamos con lo nuestro, con el pájaro de perdiz. Un animal tan bello, tan majestuoso, que sigue embobándome cada vez que me acerco a uno de mis reclamos para taparlo y dirigirme al puesto. Qué sentimiento corre por nuestras venas cuando lo colocamos en el repostero, lo cubrimos con alguna ramita de romero y le quitamos la sayuela. Su postura desperezándose, sacudiéndose y su cabeza hinchada nos anima a estar medio minuto observando cómo nos mira, cómo estira su cuello cuando a lo lejos, o no tan lejos, ha escuchado “campo” (los cazadores de reclamo decimos con esto que ha oído perdices).

Algunos pájaros esperan para realizar su primera “salida” (empezar a cantar) en soledad, no les agrada nuestra presencia; otros, ya más entrenados y mansitos, lo hacen incluso cuando nos dirigimos hacia el puesto, y los hay que les da lo mismo, con sólo destaparlos ya comienzan a canturrear por lo bajini, dando pitas, cuchicheos o alguna tímida reclamada.

Los momentos estelares del puesto se suceden a lo largo de los minutos, donde el cazador debe mostrar sus conocimientos y así se los debe hacer valer al reclamo, que debe entender a qué va al campo, de lo contrario o no vale o el que no sabe es su dueño, que no ha tenido un cuidado en los meses anteriores para que el reclamo estuviera en situación de gracia. No basta con que el pájado cante sino que sepa lo que hace, y eso pienso que lo acaban por comprender, unos lo hacen antes y a otros les cuesta un poco más,en unos puestos más.

El cantar en la caza con reclamo es lo principal, pero a veces hemos provocado el excesivo carácter a un pájaro, los cazadores de reclamo de verdad creo que me entienden, pero para el resto me explicaré.

Si un pájaro de perdiz, que de por sí notamos que tiene temperamento en su fase de aprendizaje, lo ponemos demasiadas veces cuando lo soleamos con otro que tenga un carácter similar, provocaremos sin duda un deseo de lucha exacerbado, que trasladará en cuanto un pájaro del campo le plante un poco de cara, con lo que conseguirá  “parar” a la caza, con lo que alargará los lances en exceso. 20130115-macho-perdizTendrá algunas parejas en la zona vigilantes, y atónitas por el intratable intruso que ha aparecido por allí. En este caso, no nos quedará otra, si persiste en su fuerza dialéctica, que toser, taparlo y cambiar de pájaro o de lugar, porque allí está el campo demasiado alerta para otra jaula.

La gran bendición de nuestra caza han sido las perdices repobladas, a todos nos encantan las perdices salvajes, pero cuando llega la hora de la verdad, las dificultades de éstas y lo que deseamos todos los cazadores de reclamo, que no es otra que ver un par en la plaza liado con nuestro tenor, nos lleva a que optemos por las criadas en un voladero.

Ahora bien, debemos pedir y exigirnos unas perdices que se comporten casi igual que las salvajes, que canten bien, que se marchen si no les gusta algo que ven o escuchan, y que por fin den la talla en su carrera hasta la “plaza”, porque nos guste o no hay pocas perdices salvajes disponibles para tanto aficionado como hay hoy en día; ahora bien, debemos exigir calidad, calidad y calidad, en ese orden

No hay comentarios:

Publicar un comentario