jueves, 21 de febrero de 2013

¿Se comportará bien mi pájaro perdiz en el puesto?

Con la entrada del nuevo año no son pocos los aficionados que están descontando los días para poder salir al campo con sus reclamos de perdiz y disfrutar de puestos llenos de cantos y peleas 'verbales' entre los reclamos y las camperas.
Reclamo de perdiz
Os aconsejo que no saquéis conclusiones erróneas por falta de “engancharse con las perdices” en reclamos que aunque su aparencia parezca indicar que darán cierto rendimiento, no den todo lo que deberían en un par de salidas al campo.
Tenemos que huir de grandes números en cuanto a reclamos, y en los pollos se suele abusar de una verdadera legión
Somos miles de cazadores los que año tras año, celo tras celo, vivimos con pasión esta modalidad tradicional, que hemos aprendido a través de las tertulias y comentarios al lado de una lumbre con nuestros antecesores. Cada año que arranca nos hacemos más y más preguntas sobre nuestra afición, sobre los cambios que están sucediendo, pero sobre lo que no hay dudas es que nos sigue agradando tener un pájaro perdiz todo el año, disfrutando de sus monocordes y fortalecidos cuchicheos del peleche, de esos reclamos al amanecer que nos saben a gloria y que nos trasladan al campo aunque vivamos en un piso en una gran población. ¿A quién le puede molestar oír reclamar a un macho de perdiz a las siete de la mañana?

Cómo no nos va ilusionar ver crecer a un pollo nacido en nuestro corral del pueblo, fruto de una pareja que con tantos cuidados tenemos al efecto, viendo cómo la madre le aporta y le enseña los trucos para capturar e ingerir los primeros insectos de su vida. Luego vendrá el desarrollo y las disputas por esa piedra que sirve de pedestal soberano, que la ocupa el que manda en el bando, el elegido, el que tiene la obligación que la naturaleza le ha dado o exigido, de velar por la seguridad de todos los miembros del mismo.

Todo esto pasa en unos meses, coincidentes con la no actividad cinegética y que nos sirve de entrenamiento y observación de las costumbres de nuestras queridas perdices rojas, por eso cuando alguien plantea dudas sobre nuestra caza, le emplazaría a que viviera en persona toda la parafernalia de un año entero de cuidados, de mimos a unos pájaros que lucirán si la raza, y si la fortuna le es favorable de unos momentos estelares donde los nervios del cazador asomarán por la tronera del tollo, sintiendo el corazón latir a muchas más pulsaciones de lo normal. Ésta es la verdadera emoción de la caza con reclamo.

Reflexionar sobre lo que tenemos en nuestro jaulero

Regresando al mundo de los pollos, esos que nos cautivan y que sin ellos la caza con reclamo dejaría de tener un importante aliciente, debemos aclarar que descubrir una posible figura no es sencillo, y aún más complejo es conducirlo con tiento por el camino que tanto ansiamos y que le confirme, haciéndole valedor de un hueco en nuestro jaulero favorito.

Tenemos que huir -a pesar que unos y otros nos prometemos cada año no tropezar de nuevo en esa piedra- de grandes números en cuanto a reclamos, y en los pollos se suele abusar de una verdadera legión, que además, como no solemos tener demasiado tiempo para practicar esta caza, se quedan sin demostrar unos lo que llevan de verdad dentro, y otros que pudieron evolucionar de una forma increíble, no acaban de ser los “banderas” que serían por falta de puestos.

La teoría la deberíamos saber todos y la práctica también, pero los deseos de probar ese pájaro que hemos comprado recientemente nos lleva a restar puestos a otros ejemplares. Siempre se dijo que los reclamos excepcionales (y en esta catalogación también meto a los pollos) afloran su clase o calidad desde el primer día que los tenemos, o más bien debería decir desde que los sacamos al campo.

El cuidado influye en el rendimiento

Ahora bien, el rendimiento de un pájaro perdiz también está sujeto a las atenciones, a los cuidados que se le prodiguen durante todos los días de su vida, pues estos animales también se enfrían, pierden la voz, o no les sienta bien determinado alimento o hierba que se le ofrece, por ello deberíamos ser más comprensivos con los rendimientos en determinados momentos de nuestros enjaulados.

Un buen aficionado a esta modalidad deberá sacar conclusiones de cada día en el que suceden situaciones, y no me estoy refiriendo a las que se dan en la temporada de caza, sino en el resto del año. Por citar una situación, no todos los pájaros tienen el mismo temperamento, de forma que mientras que a algunos pájaros el estar en una zona más cálida de la habitación donde los tenemos le hace adelantar de forma incomprensible (eso decimos) su celo para ser cazado, a otro que está situado un poco más a la derecha, por estar menos expuesto al sol, lleva unos días de retraso en su forma de estar listo para la caza.

No precipitarse en los juicios

Otra cuestión a tener en cuenta (y en esto las prisas de nuestra forma de vida son nuestro peor enemigo, queramos o no darnos cuenta) es que un pájaro que procede o viene de un clima muy distinto al nuestro no podrá comportarse igual que uno que ya está aclimatado desde hace meses al lugar. Así, un reclamo comprado en Burgos en enero, donde están a temperaturas bajo cero, no podrá cantar igual cuando llegue a Murcia, y aún así en una semana o en un mes se le pide que rinda con el mismo temperamento que uno ya adaptado.

Por eso, os aconsejo que no saquéis conclusiones erróneas por falta de “engancharse con las perdices” en reclamos que aunque su aparencia parezca indicar que darán cierto rendimiento, no den todo lo que deberían en un par de salidas al campo.

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